Horreos
Los Horreos han formado parte de la arquitectura tradicional de Liébana desde siempre, ya en el año 831, el cartulario del Monasterio de Santo Toribio, documenta un hórreo que se encontraba en el pueblo de Lon.
La mayoría se encuentra en el Valle de Camaleño, salpicado de horreos típicos de la Edad Media.
Son pequeñas construcciones rectangulares que se sostienen sobre cuatro pilares de madera o piedra, que lo aislaban del suelo para preservar las cosechas que guardaban. Los cereales se metían en grandes arcas de roble, asentadas sobre lanchas de piedra para evitar que roedores barrenaran su fondo y sacasen el grano. En mitad del hórreo se colocaba un recipiente para la carne y el tocino de la matanza del cerdo. Solían ser compartidos por varios vecinos y la parte inferior se utilizaba para los aperos de labranza, carros y leña. Actualmente se intentan mantener como elemento etnográfico.