De modelo mixto fue construida durante un largo período de tiempo, entre los siglos XIII y XVI, muy posiblemente sobre otra iglesia anterior.
Forma un conjunto armonioso y fuerte en el que se acusan las características del gótico montañés.
En el exterior destaca su gran torre incorporada a la fábrica y sus dos puertas románicas de austera belleza.
El interior cuenta con tres naves de altas bóvedas ojivales. Una de las piezas más importantes es el sepulcro del Inquisidor Antonio del Corro, considerada una de las más bellas esculturas funerarias del país.
Las importantes dimensiones de este templo son un signo evidente del espléndido desarrollo económico que la villa alcanzó durante los siglos XIII y XIV.
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