"Ama la Paz y Odia la Guerra" de Luis Quintanilla.
Exposición Permanente: Los frescos de Luis Quintanilla sobre la Guerra Civil, que el pintor santanderino pintó, por encargo del Gobierno de España, para la Exposición Universal de 1939 en Nueva York. Denominados “los otros Guernicas”, narra las consecuencias de la contienda civil española en cinco frescos de gran formato con escenas figurativas: “Dolor”, “Hambre”, “Destrucción”, “Huida” y “Soldados”- fueron un encargo del Gobierno Republicano al pintor santanderino Luis Quintanilla (1893-1978) quien vivió la Guerra de primera mano.
Al finalizarse la Guerra civil en abril de 1939, poco antes de que comenzará la Exposición Universal, Quintanilla permaneció en EEUU y para proteger su obra argumentó que los frescos se habían destruido en una inundación. Dándose por desaparecidos, no fue hasta 1990 que fueron reencontrados en mal estado de conservación en los almacenes de un cine pornográfico de Nueva York y comenzó la “operación de rescate”. Finalmente, en febrero de 2007 el conjunto mural fue traído a Cantabria y restaurado por un equipo de expertos de la Universidad de Valencia.
El rescate de los murales fue dirigido por el entonces director del Área de Exposiciones, Javier Gómez, con la colaboración del hijo del pintor, Paul Quintanilla, de la historiadora Esther López Sobrado y la Fundación Bruno Alonso, además del mecenazgo de Banco Santander.
Estética propagandística
El conjunto constituye una obra muy notable y peculiar dentro de la trayectoria artística de Quintanilla y es todo un alegato antibelicista que narra las consecuencias de la contienda civil española en cinco escenas figurativas, cuya temática se puede aplicar a la descripción genérica de un conflicto bélico intemporal. El estilo utilizado por el artista se aleja de las vanguardias artísticas del momento, centrándose en una figuración realista similar a la que utilizaban los totalitarismos, de izquierdas o derechas, para trasladar claramente sus mensajes en la época de entreguerras. La técnica de los murales al fresco, heredada de los modelos renacentistas italianos, se adapta a la perfección a los modelos propagandísticos que Quintanilla pretendió adoptar en su obra. Escenas en las que los personajes adquieren relevancia frente al escenario donde se narran; escenarios que carecen de importancia o detalle, e incluso desaparecen, frente a la dureza de los temas narrados. La suavidad cromática, las expresiones congeladas de los personajes o el equilibrio que aportan las diagonales compositivas son algunas de las características compartidas por los cinco murales.
Han sido Declarados por el Gobierno de Cantabria como Bien de Interés Cultural, con la categoría de mueble.
Se encuentran expuestos de forma permanente en el Paraninfo de la UC desde que fueran rescatados en 2007.