Se encuentra en el valle del Deva, al pie del macizo oriental de Los Picos de Europa, rodeado de montañas con altitudes superiores a los 2.000 metros. Esta ubicación confiere a Camaleño una gran belleza paisajística, a la que hay que sumar su enorme valor ecológico, lo que ha llevado a la inclusión del municipio en el Parque Nacional de Picos de Europa.
La historia menciona asentamientos alto-medievales en contra de la romanización y catástrofes como la «Causegadía», sufrida en Cosgaya por las huestes sarracenas en su huida de Covadonga. La leyenda ubica también en estas tierras lebaniegas la muerte del rey astur Favila, en los montes cercanos a Las Ilces, bajo las garras de un oso.
Eminentemente agrícola, Camaleño cuenta con una población que ronda los 1.300 habitantes, que viven diseminados en una treintena de pueblos muy típicos, con iglesias, casonas, escudos y hondas tradiciones, siendo especialmente interesante el conjunto urbano de Mogrovejo, con su torre medieval.
Mención aparte merece el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde se venera el «Lignum Crucis», el mayor trozo de la Cruz de Cristo que se conserva. Fue también aquí donde el Beato de Liébana hizo sus comentarios al Apocalipsis, manuscrito miniado que constituye una joya de inconmensurable valor del arte medieval. También tiene Santo Toribio de Liébana el limitado privilegio de albergar uno de los cuatro «Años Jubilares» que se celebran en todo el mundo.
El apogeo del Monasterio de Santo Toribio de Liébana data del siglo X, cuando se consolida en torno a él el protagonismo económico más significativo de toda la comarca lebaniega. La tradición mantiene que su construcción tuvo lugar en el siglo VI y que albergó los restos de Santo Toribio hasta que fueron trasladados a Astorga a finales del IX.
Al margen de las construcciones eclesiásticas, el hórreo lebaniego es otro de los distintivos del municipio, que conserva magníficos ejemplos en localidades como Bárcena, Cosgaya, Espinama, Las Ilces, Mieses, Mogrovejo y Pido.
La gastronomía de Camaleño, y en general de toda Liébana, goza de un reconocido prestigio por su calidad. Entre los platos con que deleita el paladar más exigente sobresalen el cocido lebaniego, la caza, el queso ahumado (Áliva y Pido), el orujo y el té de los puertos de Aliva.
La visita a Liébana conlleva numerosas actividades ineludibles: subida en el teleférico de Fuente Dé al mirador del Cable (salvando un desnivel de 800 metros) para contemplar espectaculares panorámicas de los Picos de Europa, rutas a pie y en vehículo todo-terreno y montañismo (la cima más alta es Peña Vieja con 2.613 metros). Camaleño invita asimismo a la caza y la pesca (río Deva) y, en general, a todas las modalidades de turismo activo (parapente, bicicleta de montaña, rutas a caballo, etc..).
Argüébanes es una localidad del municipio de Camaleño, a 360 metros sobre el nivel del mar, donde la musicalidad de su toponimia parece fundirse con el eco de las montañas que la rodean. Como casi todos los pueblos lebaniegos, conserva una interesante arquitectura popular que se aprieta contra las laderas del macizo oriental de los Picos de Europa.
Mogrovejo es la aldea lebaniega por excelencia. Su fotogenia y espectacular ubicación, rodeada permanentemente por las cumbres nevadas de los Picos de Europa, con su peculiar torre medieval dibujada al fondo, ofrece una visión tan poco frecuente como difícil de olvidar.
Cosgaya es una pequeña localidad de Camaleño, acompañada en su trazado viario por el río Deva, que a su paso deja una rica vega. Personajes históricos nacieron y murieron en Cosgaya, como los señores de Liébana, don Pelayo o su hijo Favila, devorado por un oso en las cercanías del pueblo.
Es Cosgaya lugar de casas nobles y escudadas, algunas de las cuales se han convertido hoy en instalaciones hoteleras de gran encanto.
Fuente Dé es el lugar donde termina la carretera y donde las paredes calizas de los Picos nos obligan a detenernos. Para continuar la marcha, nada mejor que coger el teleférico y, después de 4 minutos de vertiginosa ascensión, contemplar desde el mirador de El Cable (a casi 2.000 metros de altitud) la majestuosidad de la Cordillera Cantábrica.
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