Conocida también como Flavióbriga por localizarse aquí un asentamiento romano, Castro Urdiales formó parte de la poderosa hermandad de las Cuatro Villas de la Costa del Mar.
Ha sido cuna de ilustres músicos, como Dúo-Vital y Ataulfo Argenta, y posee el delicado encanto de un pueblecito marinero y pesquero de tradición ilustre y señorial ambiente turístico, favorecido por la belleza de las playas de Ostende y Brazomar.
Castro Urdiales conserva un interesante casco viejo, con callejuelas de gran sabor que invitan al paseo antes del disfrute de uno de los principales atractivos de la villa: su gastronomía. La cocina castreña conquista con sus besugos y caracoles, acompañados por los productos de la pujante industria conservera del municipio. Entre ellos, son sin duda las anchoas en aceite de oliva las que gozan de mayor reconocimiento.
La villa ofrece además una edificación popular muy característica, con balconadas de madera orientadas a los jardines del paseo de Amestoy. El conjunto urbano de la puebla castreña tiene origen medieval y logró en 1978 el reconocimiento como Conjunto Histórico. Su patrimonio monumental está formado por la iglesia de Santa María, -la mejor obra gótica de Cantabria (construida entre los siglos XIII y XV)-, el castillo-faro que se ubica junto a ella y el bello puente medieval y la ermita de Santa Ana. El conjunto constituye la imagen más representativa y hermosa de la localidad, que en épocas más recientes se vio enriquecida con las obras de Eladio Laredo (prestigioso arquitecto castreño), entre las que sobresale el palacio Toki-Eder. Fue construido en 1901 por encargo de Luis de Ocharán. Es de estilo modernista clasicista a modo de villa italiana, siguiendo la corriente historicista de la época.
Castro Urdiales cuenta asimismo con testimonios de arte rupestre de incalculable valor, caso de la cueva de la Peña del Cuco. El yacimiento se encuentra en la costa, al oeste del núcleo de la villa, cercano la plaza de toros. La cueva prehistórica presenta grabados rupestres muy finos del Paleolítico superior (hace 12.000 años), que reproducen ciervos, caballos y cabras.
Igualmente digno de mención es el yacimiento romano de Flavióbriga, que ocupa todo el subsuelo bajo la actual ciudad de Castro, a unos dos metros de profundidad.
Las fiestas castreñas son especialmente populares en Cantabria. Gente de toda la región acuden cada año a la villa atraídas por la vistosidad del Coso Blanco -desfile nocturno de carrozas de papel de seda que se celebra en verano- y el dramatismo y la espectacularidad de la Pasión Viviente, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, en Semana Santa.
Cuenta con un bello club náutico, en torno al cual se han consolidado las competiciones de regatas de traineras.
Islares presenta un gran atractivo para los turistas, ya que esta situado al borde de la costa. Posee un camping, hostales, playa y desde sus acantilados se puede practicar todo tipo de pesca.
En el pueblo podemos visitar la iglesia de San Martín, de estilo gótico retardatorio. Existe además una ermita dedicada a San Roque y ruinas de un antiguo hospital de peregrinos que testimonian el paso por la zona de la ruta jacobea.
Paraje que destaca por su estuario e inmensa playa, dunas entre dos impresionantes macizos Cerredo y Candina, donde encuentra abrigo la más rica colonia de buitres leonados del litoral.
Zona de Especial Conservación del cauce fluvial del río Agüera y del Arroyo Remendón.
Restos del antiguo hospital de peregrinos , y actual senda costera con miradores a pie de acantilados de la antigua ruta jacobea.
Enclavado en el valle del mismo nombre, presenta ejemplos de casonas de s XVII, esconde cuevas con arte rupestre y restos del Castro prerromano en la Peña de Santullán.
Localidad de pasado minero, conserva restos de infraestructuras de principios del XIX, como el cargadero de mineral que se encuentra en la playa de Dícido.
Rico legado histórico, megalitos del pico Ventoso, arte postpaleolítico y, testimonios de romanización, calzada, miliario y pátera. Casona Torre de los Velasco s. XVI. Casa Familia Barón y mirador modernista.
Restos de pasado minero, arquitectura industrial, recuperados en su margen litoral como carril bici y paseo sobre la via del ferrocarril hasta Cobaron ( Vizcaya).
Los amantes de la pesca pueden encontrar un fabuloso escenario para la práctica de este deporte en el río Agüera.
Ferrería de la Yseca. La forja del hierro y otros metales ha gozado tradicionalmente de gran desarrollo en Guriezo. Fruto de la proliferación de esta actividad es la antigua ferrería de la Yseca, que nos encontramos en el barrio de La Magdalena.
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