Limitado por el río Saja y bañado por sus afluentes, este municipio es básicamente ganadero con tradición en el cultivo de flores.
Mazcuerras fue «Malacoria», de la que partió la «Ruta de los Foramontanos» para la repoblación de Castilla en el siglo IX. En la localidad de Mazcuerras escribió gran parte de su obra Concha Espina, cuya casa de estilo barroco montañés podemos contemplar, al igual que el palacio de los Gutiérrez y Mier y la casona del barrio de Pobladura o la casa torre de Hoyos en Villanueva de la Peña, construcciones todas ellas de gran atractivo turístico.
Mención aparte merece el santuario de Nuestra Señora de la Peña, en Villanueva, que llama la atención por estar construido sobre la propia roca, con pinturas al fresco muy rústicas.
El 28 de agosto en Ibio, se celebra la fiesta de «El Concejón» en la que se baila «La danza de Ibio», una de las manifestaciones folclóricas más populares de Cantabria.
Mazcuerras invita a disfrutar del ocio practicando la pesca en el río Saja, en pleno contacto con la naturaleza dentro de la Reserva Nacional del Saja (con gran riqueza de fauna y arbolado).
Capital de Mazcuerras, denominación que, según escribió su hijo Victor de la Serna, corresponde a Malacoria, punto de partida a principios del siglo IX de los que repoblaron Castilla a través de la Ruta de los Foramontanos.
En Mazcuerras se alza la iglesia de San Martín, del siglo XVIII, y el monumento que en 1948 el pueblo levantó a Concha Espina. Frente a él llama la atención la finca conocida como «Las Magnolias», un interesante ejemplo de construcción ecléctica de finales del siglo pasado, escoltada por grandes magnolios.
Mazcuerras es también el pueblo de las flores. Sus bellos colores y formas adornan caminos y fachadas al tiempo que deleitan los sentidos con su aroma.
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