Surcado por el río Deva, el municipio de Peñarrubia es uno de los más desconocidos pero también uno de los más atractivos e inalterados de toda la geografía cántabra. Enclavado en zona montañosa y rodeado de moles calizas por todos lados, sus laderas siempre verdes y aterrazadas proporcionan espléndidos paisajes con exuberante vegetación. Especial e inigualable belleza le confiere el Desfiladero de la Hermida, una angosta garganta natural que abre el camino a Liébana. Es aconsejable su recorrido a pie.
El territorio de Peñarrubia aparece ya documentado en 1116, aunque del primitivo poblamiento apenas se conocen otras menciones que las referidas a las iglesias de San Salvador de Blandes (1116) y San Andrés de Blandes (1170).
Peñarrubia nos ofrece hoy en día un valioso conjunto de torres medievales defensivas entre las que destaca la de Linares, de planta cuadrada con restos de almenas y cubierta en parte de hiedra. Dignas de mención son también la ermita de San Pedro, en Caldas la parroquia de San Andrés, en Linares, y la Capilla de Nuestra Señora del Valle, en Navedo.
En la Hermida funciona desde el siglo XIX un balneario de aguas termales, con temperaturas por encima de los 60 grados centígrados. La Braña los Tejos es una de los recorridos de montaña más espectaculares de toda la Cordillera Cantábrica, y del máximo interés botánico, aqui se conservan las especies autóctonas de bosque cantábrico (tejos, acebos, castaños,…).
Otra de las visitas que no puedes perderte cuando vayas a Peñarrubia es el mirador de Santa Catalina, desde donde disfrutarás de una vistas únicas del desfilador de la Hermida y de donde nace la Senda mitológica «Las criaturas del monte Hozarco», dos planes perfectos para disfrutar en familia.
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