Es una de las tres villas pasiegas, con su territorio establecido en los lluviosos y altos valles del Pas. Fue tierra de realengo durante toda la Edad Moderna y recibió en 1689 el privilegio de concesión de villa.
Como en el resto de la comarca pasiega, en San Pedro del Romeral perviven costumbres ancestrales. Sus habitantes aún realizan los cambios de cabaña (conocidos por «mudas»), ayudándose de los cuévanos, en cuya elaboración con varas de avellano existe una verdadera tradición artesanal.
Cambian de lugar de residencia en función de las necesidades del ganado.
«Las Marzas» (29 de mayo) y «El Rosario» (7 de octubre) son junto a San Pedro (29 de junio) sus fiestas más populares.
El paisaje, salpicado de multitud de típicas cabañas pasiegas, constituye su principal atractivo. El espíritu pasiego marca las costumbres de su población, cuyas tradiciones a menudo chocan al visitante por su carácter primitivo.
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