Este municipio está enclavado en el valle del Nansa. La mención histórica más antigua data del año 1094. Su territorio fue parte del señorío de la Vega, primero, y después de los Manrique, condes de Castañeda y marqueses de Aguilar.
Tudanca es la aldea más interesante, declarada conjunto histórico-artístico nacional en 1983. En ella abundan las casas rústicas, entre las que destaca la Casona de Tudanca, construida en tiempos de Felipe V. Su último propietario fue el escritor y erudito José María de Cossío, quien al morir la donó a la Diputación Regional de Cantabria. En los tiempos de Cossío, la casa fue centro de una notable actividad intelectual. Por ella pasaron Unamuno, Giner de los Ríos, Alberti, Gerardo Diego, etc. Convertida en museo, la Casona de Tudanca alberga una espléndida biblioteca, con más de 25.000 volúmenes entre los que destacan manuscritos de Federico García Lorca y Camilo José Cela.
Tudanca es también el nombre con el que se conoce a una raza de ganado bovino autóctona de Cantabria. Se trata de una raza rústica y primitiva, cuyo destino es principalmente la producción cárnica. Sus carnes son de altísima calidad gracias a su régimen natural de vida.
En la aldea de Tudanca aún pervive la antigua costumbre de explotar los pastos en comunidad, según el ancestral «Prau Concejo». El día de San Agustín se realiza el sorteo del prado del concejo, que se divide en lotes que se sortean entre los vecinos.
Este municipio se distingue además por sus vistosos cultivos aterrazados, bien visibles desde la carretera, en armonía con un paisaje rico en recursos fluviales y abundante en bosques (robles y abedules).
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