Situado al sureste de Cantabria, es una de las tres villas pasiegas medievales, en la comarca del Pas-Miera, en la cabecera del río Pas.
Es un municipio ganadero y etnográficamente muy rico, que mantiene sus tradiciones desde hace siglos. La vinculación de los habitantes pasiegos con su tierra es enorme. Su concepto de “muda” se refiera a los traslados continuos de una cabaña a otra para encontrar los mejores pastos para su ganado, lo que permite observar una interesante arquitectura rural en las cabañas pasiegas. Estas formas de vida tradicionales también han contribuido a preservar un paisaje frondoso y como de cuento.
Los pasiegos conservan las recetas caseras más deliciosas por excelencia con dulces autóctonos como el sobao y la quesada.